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Dos gemelos belgas reciben la eutanasia por el miedo a que la ceguera les impidiera verse

Los dos hermanos, que trabajaban como zapateros y vivían juntos, tomaron la decisión de morir "con toda su consciencia", según ha explicado David Dufour, el médico encargado de presidir la eutanasia.
"Estaban felices y fue un alivio ver el fin de su sufrimiento", ha añadido. "Tomaron un café en el hospital y charlaron en profundidad. La separación de sus padres y de su hermano fue serena, hermosa. Y entonces se despidieron con la mano y se fueron".
"Para mis hermanos, era insoportable el no verse", ha explicado su hermano mayor, Dirk. No solo se perderían el uno al otro, sino que con su visión se iría también su independencia. Tendrían que mudarse a alguna institución o similar.
Los ya difuntos gemelos belgas (RTL)"Vivían juntos, y cocinaban y limpiaban. Se podía comer de ese suelo. La ceguera les hubiera hecho completamente dependientes. A veces creo que si tuvieran mujeres o hijos, tendrían algo por lo que vivir". La familia había intentado convencerles de que no lo hicieran, pero al final fueron persuadidos por los gemelos.
Es un caso único que ha puesto a prueba hasta dónde llega la ley de la eutanasia vigente en Bruselas siempre y cuando quien tome la decisión pueda explicar claramente sus deseos y evite así lo que un médico estime que será "un dolor insoportable". Es una ley distinta a la de Suiza, otro país notorio por su relación con la eutanasia y por la clínica Dignitas: allí solo se permite realizar suicidio asistido.
Es decir, que el paciente tiene que formar parte activa en la ingesta de drogas llamada a terminar con sus vidas. De ahí que en Bélgica se hayan realizado 1.133 casos de eutanasia en solo un año, 2011, generalmente relacionados con cáncer terminal.
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Lo llamativo de esta historia es que ninguno de los dos hermanos padecía ningún tipo de enfermedad terminal ni tenía más sufrimiento que el dolor de perder la visión y perder la presencia del otro, la persona que les había acompañado toda su vida.
Son, en definitiva, un hito en el país que legalizó la eutanasia en 2002, el segundo en todo el mundo después de los Países Bajos. El concepto llegaría más tarde a otras jurisdicciones, como Luxemburgo o el Estado de Oregón, en Estados Unidos.
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Esto es lo que ha propiciado el llamado "turismo del suicidio": gente que se ve forzada a morir en otro país que no sea el suyo porque en él no tiene opción de poner fin a su sufrimiento. Según los expertos, estas personas suelen provenir de Francia, Gran Bretaña y Alemania, pero estos números se han reducido en los últimos años.
Fuente: Daily Mail