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Donde Ljudmila Pavlichenko ponía el ojo, ponía la bala


La tensión política surgida entre los dos modelos de Estado tan diferentes como el norteamericano y el soviético, tras la Revolución de 1917, entró en una tregua y un pacto de no agresión entre ambas naciones durante los años en los que tuvo lugar laSegunda Guerra Mundial, en la que se aliaron por el interés común de combatir conjuntamente contra las Potencias del Eje.
Esta cordialidad entre la URSS y EEUU llevó a que Franklin D. Roosevelt recibiese en la Casa Blanca a una de las heroínas del Ejército Bolchevique, la Comandante Ljudmila Pavlichenko. Era la primera persona soviética en ser recibida por un presidente norteamericano.
Esta experta francotiradora había sido enviada por la Unión Soviética a realizar una exitosa gira, por Estados Unidos y Canadá, con el fin de dar numerosas conferencias y mostrar al mundo a la heroína bolchevique, quien había logrado abatir a 309 enemigos en el campo de batalla, en poco más del año en el que estuvo destinada en los frentes de Odesa y Sebastopol.
Pasó tan poco periodo de tiempo como francotiradora en activo debido a que se le retiró del servicio en el campo de batalla, tras las heridas de mortero que sufrió en junio de 1942. A pesar de ello, Ljudmila Pavlichenko se convirtió en la mejor francotiradora que ha habido en toda la Historia.Lyudmila Pavlichenko está considerada como la mejor francotiradora del Ejército Soviético
El primer contacto de Ljudmila con los rifles le llegó siendo estudiante, en un periodo en el que se había colocado a trabajar como obrera en un arsenal y allí fue donde aprendió a disparar con ellos. Compaginaba el trabajo con sus estudios en la facultad de Historia y se dio cuenta que cada vez estaba cogiendo más afición por las armas que manejaba en su lugar de empleo, así que decidió apuntarse en un campo de tiro donde perfeccionó su puntería y destreza.
Y lo hizo con todos los honores, ya que le fue expedido un certificado que la acreditaba como experta tiradora, el cual le sirvió para alistarse al Ejército Rojo cuando los nazis invadieron laUnión Soviética.
Lo anecdótico del momento de su alistamiento fue en que, por el hecho de ser mujer, se le asignó un destino como enfermera, pero ella demostró su prodigiosa puntería a la hora de utilizar un rifle (muy por encima de la mayoría de los hombre que servían en el ejército), por lo que la enviaron a combatir con la 25ª División de Infantería en la Batalla de Odesa.
En poco más de dos meses, y gracias a su perfecta destreza con el rifle, acabó con la vida de 187 soldados enemigos. Su habilidad como francotiradora  llegó a oídos de sus superiores, quienes decidieron trasladarla de frente, debido a la toma de control de la zona por parte del ejército nazi, por lo que la destinaron al cerco de Sebastopol, en el que siguió demostrando ser la mejor en su especialidad.
Lyudmila Pavlichenko -primera por la izquierda- fue recibida en 1942 por la primera dama Elanor Roosevelt -segunda …A partir de ahí su ascenso fue fulgurante, siendo nombrada Teniente a los pocos meses. Pero las heridas que le provocó un disparo de mortero hizo que se le tuviese que retirar del frente para recuperarse, tiempo que aprovechó el gobierno soviético para enviarla como 'heroína nacional' a realizar una gira y en la que relataría su experiencia.
Eleanor Roosevelt, esposa de presidente de Estados Unidos, se convertiría en la perfecta anfitriona, acompañando a Ljudmila en su periplo americano.
De vuelta a la URSS ya no volvería a ser enviada al frente, sino que se le asignó la responsabilidad de ser Comandante instructora de nuevos francotiradores. La poca o nula experiencia que tenían muchos soldados con las armas hacía imprescindible que éstos fuesen formados adecuadamente y la persona más adecuada para hacerlo era Ljudmila Pavlichenko.
Tras finalizar la II Guerra Mundial, acabó su la carrera universitaria y compaginó su profesión como historiadora con las múltiples conferencias en un gran número de países.
El record de 309 enemigos abatidos (entre ellos 36 de los francotiradores del ejército nazi más experimentados) no fue superado, quedando para la posteridad el latiguillo que decía  "donde Ljudmila Pavlichenko pone el ojo, pone la bala".