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Efectos del Sol se guardan en la memoria de la piel


JOSÉ A. DE LA OSA

La piel tiene memoria y el efecto del Sol sobre ella es acumulativo, afirma la doctora Pilar María Acuña Aguilarte, especialista en Medicina General Integral y Dermatología y señala que la mayor parte de la exposición a la radiación solar a lo largo de la vida habrá ocurrido antes de los 18 años de edad.
La profesora Acuña, miembro del Grupo Nacional de Puericultura del Ministerio de Salud Pública, dirige el proyecto Fotoeducación, que tiene como objetivo fundamental la elevación del saber en salud sobre los efectos beneficiosos y perjudiciales de las radiaciones solares sobre el organismo humano.

El incremento mundial del cáncer de piel y otras afecciones relacionadas con las radiaciones ultravioletas (UV) ha sido reconocido por los expertos de la Organización Mundial de la Salud, quienes han hecho un llamado a trazar estrategias de prevención, y entre las recomendaciones hacen énfasis para que no se exponga a las radiaciones UV, de forma directa, a los niños menores de un año.
Por su parte la Academia Americana de Pediatría establece, en su política ante las radiaciones UV, que los niños menores de 6 meses no deben recibir radiaciones solares directas.

En cuanto al melanoma, la forma más temible de cáncer cutáneo, se ha comprobado un aumento del riesgo en personas que durante la infancia han tenido una exposición elevada.

En Cuba hay evidencias de un incremento progresivo del cáncer de piel en todas las edades, que ocupa en la actualidad el segundo lugar en incidencia por localizaciones.

Llamativamente, subraya la especialista, esta situación también se reporta en la población de 15 a 19 años de edad, donde igualmente ocupa el segundo lugar. Además, existe un incremento en los reportes sobre daño actínico crónico (también conocido como fotodaño) desde la edad pediátrica, condición predisponente al cáncer de piel.

No resulta ocioso consignar que la susceptibilidad de cada persona está en dependencia de su fototipo cutáneo que se clasifica del I al VI, según la sensibilidad al Sol.
El fototipo I incluye a personas de piel muy blanca, pecosas, pelirrojos o rubios, ojos claros; el II piel blanca, pelo y ojos claros; el III piel blanca, pelo y ojos oscuros; el IV piel morena clara; el V piel morena oscura, y el VI piel negra. Los fototipos bajos (I y II) son más susceptibles al daño solar, que va disminuyendo según se eleva el número del fototipo.

Para tomar el Sol se recomiendan, como "horarios ideales" antes de las 10:00 a.m. o después de las 4:00 p.m., y el tiempo máximo de exposición aconsejable variará según el fototipo cutáneo y la edad. Cuando se produce enrojecimiento de la piel como consecuencia de esta exposición, ya se ha sufrido una sobredosis de radiaciones solares.
Por ello es esencial dirigir la educación en las medidas de fotoprotección a toda la familia. Recordar a niños y adolescentes cuando caminen en espacios abiertos que busquen áreas protegidas del Sol, como la sombra de árboles y edificaciones; el uso de prendas de vestir para actividades al aire libre que cubran la mayor superficie de la piel posible y que no presenten espacios entre las fibras que permitan el paso libre de las radiaciones.
También es recomendable el uso de gorras, viseras y sombreros de alas anchas para una protección adecuada; el uso de gafas de sol que cubran adecuadamente los laterales de los ojos, con filtros de protección ocular.
En nuestro país se ha evidenciado que la cobertura nubosa ha decrecido en la mayor parte del territorio nacional y se han incrementado las radiaciones UV en los últimos años.

Una comisión de expertos viene trabajando en la elaboración de un cuerpo de recomendaciones actualizadas, basadas en evidencias científicas, que puedan ser empleadas para la fotoprotección de niños y adolescentes cubanos.